A 2 de cada 10 niñes porteñes les faltan vacunas y está la salud de todes en riesgo

Los análisis de las dosis aplicadas y los porcentajes de cobertura revelan que a pesar del completo calendario de vacunación en la Ciudad de Buenos Aires, la cantidad de niñes con vacunación incompleta es preocupante.

                                                               Foto: Istock                                                                  



Las vacunas constituyen uno de los avances científicos y tecnológicos más importantes de la historia. Estas preparaciones permiten al organismo humano generar anticuerpos para evitar contraer enfermedades que son un riesgo para la salud.

Los niños y niñas son una de las franjas etarias con mayor vulnerabilidad debido a la inmadurez de su sistema inmunológico. Es por esto que se ha intentado fortalecer la vacunación para ellos y ellas para mejorar su salud. Sin embargo los porcentajes de cobertura son alarmantes. Al consultar con dos expertas en infectología e inmunizaciones, aclararon que este problema es multicausal. Dejaron muy en claro que no hay faltante de dosis sino que el motivo es más complejo. Falta de controles pediátricos, surgimiento mundial de un movimiento antivacunas y dificultades en la comunicación del calendario son algunos de los motivos.


El calendario

Para organizar de manera adecuada las vacunas que son obligatorias para la población en Argentina se constituyó el Calendario Nacional de Vacunación. Tal y como lo plantea Liliana Cusmano, médica infectóloga (M.N 75835), el calendario es «un número determinado de vacunas para ciertas enfermedades el cual el país decide en forma periódica para que la población tenga disponible de forma gratuita y universal para todas las personas que viven en Argentina».

Esto se define mediante una tarea conjunta entre médicos e integrantes del Ministerio de Salud para determinar mediante un análisis cuáles se deberán incorporar. Sonia Murúa, médica infectóloga y sanitarista (M.N 72.209) explica que la decisión de como se compone el calendario depende mucho del «rol del Estado dentro de la salud pública».

A lo largo de los años el calendario ha evolucionado hasta llegar al modelo que tenemos por estos días. Cusmano agrega que una de las dificultades con el calendario actual es la complejidad que posee ya que «antes era mucho más sencillo para las madres y padres saber cuando debían vacunar a su hijo/a». Medidas como colocarlo en lugares visibles como los sachet de leche, fueron un intento de acercarlo a la población pero con el tiempo se volvió tan complicado que era casi imposible entenderlo.

En la presente nota analizamos la vacunación para niños y niñas hasta los 11 años de edad.

En el gráfico se observa el aumento en la cantidad de vacunas que corresponden a los niños y niñas de hasta 11 años de edad. Cusmano plantea que aquellas que se incorporan lo hacen ya que «evitan casos de enfermedades que son realmente un problema de salud para la población». Para esta franja etaria se han pasado de 14 vacunas en el año 2014 a 17 vacunas en el año 2018. Esto determina un calendario más completo que le permite a los niños y niñas protegerse contra las afecciones que pueden desembocar en complicaciones en su salud.

Para poder realizar un análisis adecuado en cada una de las 4 franjas etarias que relevamos, tomamos las vacunas fundamentales que deben ser examinadas para comprender la protección que se busca brindar en cada período de la vida del niño o niña.

Las vacunas para recién nacidos

La protección para los recién nacidos consta de 2 vacunas: la BCG en maternidad y la vacuna contra Hepatitis B. La primera protege contra la tuberculosis y la segunda contra la hepatitis B que afecta al hígado y puede ser leve o causar problemas crónicos. Cusmano plantea que ambas son de gran importancia porque el recién nacido tiene un sistema inmunológico muy inmaduro y «necesita toda la protección posible para poder evitar enfermedades que lo perjudicarían».


La cantidad de dosis aplicadas de BCG en maternidad tuvo su pico en 2015 con más de 37 mil dosis y su punto más bajo en 2018 con poco más de 30 mil. Respecto a la de hepatitis B fue en descenso y en 2018 se administraron casi 7 mil dosis menos que en 2014 donde se dieron la mayor cantidad de aplicaciones.

La cobertura de la hepatitis B llegó al 95% requerido sólo en 2014 y 2018. El resto de los años se mantuvo por debajo de eso pero por encima del 80%. Esto provoca que más del 5% de los niños se encuentren desprotegidos contra esta enfermedad que según plantea Cusmano» puede derivar a futuro en un cáncer de hígado y cirrosis» y que por eso es fundamental que el niño/a salga vacunado de la maternidad.

Respecto de la vacuna BCG en maternidad Murúa indica que los porcentajes son alarmantes. No se llegó en esos 4 años a superar el 87%. Esto según relata se debe a varios factores: en primer lugar hay varios/as bebés que nacen durante el día viernes y son dados de alta el fin de semana o a primera hora del lunes. Esto implica que se necesitan enfermeras los fines de semana que vacunen a esos recién nacidos sanos que son dados de alta. Si esto no se cumple se corre el riesgo de que ese bebé se vaya sin vacunar. A esto le suma que hay dos formas de vacunar a esos bebés: que una enfermera pase por cada una de las cunas a vacunar o que la mamá antes de salir de alta lo lleve a promoción y protección para vacunarlo. Agrega que no se controla cada bebé que es dado de alta para conocer si fue vacunado o no. Esto implica un gran riesgo para estos recién nacidos.

Cusmano explica que esta vacuna «tiene una particularidad técnica que requiere capacitación especial de las enfermeras que la aplican». Esto la hace generar dificultades a la hora de su administración.

Expone que la BCG requiere de una preparación correcta ya que viene el polvo y el líquido por separado y deben ser unidos correctamente. Expresa que es la única vacuna que se aplica de forma intradérmica y que requiere que la aguja vaya paralela a la piel para colocarla correctamente. Esto lleva a que ante la falta de capacitación especial de muchas
enfermeras, las mismas se vean imposibilitadas para aplicarla.

 


Las vacunas en los menores de 1 año

En los menores de un año una de las vacunas fundamentales es la tercer dosis de Pentavalente. Ésta se aplica a los 6 meses de vida y protege contra la difteria, tos convulsa, tétanos, influenza tipo b y hepatitis B. Cusmano plantea que esta vacuna es importante ya que constituye lo que se denomina serie primaria. Explica que la serie primaria de los 6 meses «es la que protege hasta el año de vida» y que el menor de un año posee una vulnerabilidad particular debido a su edad.

En el gráfico se observa que las dosis de Pentavalente han tenido subidas y bajadas abruptas a lo largo de esos 4 años. El máximo se obtuvo en 2014 con más de 38 mil dosis y el punto más bajo fue en 2015 y 2017 con 8 mil dosis aplicadas menos.

En el gráfico representamos de cada 10 niñes menores de 1 año cuantos no se encuentran vacunados y cuantos sí. Se observa que la cobertura más baja fue en 2015 y 2017 con 3 de cada 10 niñes sin vacunar. En cambio, en 2014 se llegó a cubrir la cobertura necesaria con 9 de cada 10 niños y niñas vacunados.

Murúa explica que «para que la cobertura se considere suficiente debe ser mayor al 95%». Las bajas en las coberturas son un riesgo para la salud de los niños y niñas de 6 meses. Agrega que las enfermedades contra las cuales protege esta vacuna son una de las causas de mortalidad infantil y que si no se realiza la aplicación necesaria se pone en riesgo a cada vez más niñes. Cuenta a su vez que «la visita pediátrica debería venir acompañada de la vacunación pero esto lamentablemente no sucede» y que esto impacta fuertemente en la cobertura.


¿Cómo se protege a los niñes de 1 año?

Foto: Cadena Ser
 

En esta franja etaria se comprende a los niñes de 12,15 y 18 meses. A los 12 meses se aplica la vacuna contra la Hepatitis A y la vacuna Neumocócica Conjugada que previene la meningitis, neumonía y sepsis por neumococo. También se aplica a los 12 meses una de las vacunas más importantes que es la Triple Viral. Ésta previene la rubeola, paperas y sarampión.

A los 15 meses se aplica la anti Varicela y por último entre los 15 y 18 meses se aplica la Cuádruple o Quíntuple Pentavalente que protege contra la difteria, tos convulsa, tétanos, haemophilus influenzae tipo b y hepatitis B.

En el gráfico se observa que las dosis aplicadas de Hepatitis A bajaron de 36 mil dosis en 2014 a 33 mil en 2018.

En el caso de la vacuna Neumocócica se han aplicado en 2015 más de mil dosis menos que el año anterior y luego han vuelto a aumentar hasta llegar a más  de 30 mil dosis en 2018.

Respecto de la Triple Viral en 2018 se aplicaron más de mil dosis menos que en 2014.

La vacuna contra la varicela se incorporó al calendario en el año 2016. Desde ese momento han ido siempre en aumento y en 2018 se aplicaron más de 4 mil dosis que en aquel año.

Por último la Cuádruple/Quíntuple Pentavalente ha tenido casi 10.000 dosis menos aplicadas en 2015 respecto de 2014. Recién aumentó en 2017 y en 2018 volvió a descender hasta llegar al nivel más bajo en estos 4 años.

Para poder entender las alzas y bajas y su repercusión en la población de esas edades, es necesario revisar los porcentajes de cobertura. La cobertura se obtiene mediante una fórmula matemática que consiste en la cantidad de dosis aplicadas dividido la población residente en Ciudad de Buenos Aires de la franja etaria elegida y el resultado se multiplica por 100. De esta forma se obtiene un dato fundamental para comprender el impacto de las dosis en las personas.

En el gráfico se observa que respecto de la vacuna contra la Hepatitis A, la cobertura se mantuvo en el rango del 80% hasta 2018 donde se elevó al 93,7%. Según Murúa, la cobertura se encuentra por debajo del porcentaje adecuado. A su vez agrega que es necesario estimular la vacunación a través de varios mecanismos y que el básico es el control pediátrico bimestral a esta edad. Plantea que los porcentajes son bajos ya que sucede algo similar que con los menores de un año y que «no se acompaña la visita al pediatra con la aplicación de las vacunas».

Respecto a esto, Cusmano asegura que «esta vacuna es un gran ejemplo de como la incorporación al calendario se refleja en la realidad». La hepatitis A fulminante es la primer causa de trasplante hepático y gracias a la vacuna se logró reducir drasticamente la cantidad de trasplantados.

En la imagen se percibe que la cobertura de la vacuna neumocócica descendió más de un 30% de 2014 a 2015. Luego comenzó a aumentar y en 2018 se llegó a tener a 8 de cada 10 niños y niñas con la vacuna aplicada.  Murúa plantea que estos porcentajes son alarmantes ya que las enfermedades contra las que protege la vacuna, en especial la neumonía por neumococo «son la principal causa de muerte en menores de cinco años».

La cobertura lejos está de llegar al 95% que se requiere para considerarla adecuada y esto reviste serios problemas. Cusmano explica que vacunar a les niñes «protege a toda la comunidad ya que reduce la propagación del neumococo que les niñes pequeños pueden llevar en las vías respiratorias y transmitirlo al toser o estornudar».En la animación se observa que la vacuna de Triple Viral tuvo altas y bajas en los porcentajes y recién en 2018 superó el porcentaje requerido para llegar al 97,7% de cobertura. Esta vacuna reviste una gran importancia ya que protege contra el sarampión que es una enfermedad grave para niñes de esa edad. Las bajas en las coberturas se reflejaron en el aumento de casos en los últimos años. Una enfermedad que se encontraba totalmente controlada volvió a emerger. Para Murúa «el alza que se dio en el año 2018 fue producto de una fuerte campaña para prevenir nuevos casos». Afirma a su vez que «varios de los brotes se dieron por importación de casos».

Esta reaparición del sarampión se dio por varios factores: en primer lugar por determinadas características del virus tales como su alta transmisibilidad y el hecho de que se contagia en un período previo a la aparición de síntomas. Esto quiere decir que una persona con el virus contagia 4 días antes y 4 días después de que aparece el exantema (brote). A su vez, en Europa comenzaron a emerger los movimientos antivacunas y algunas personas al viajar allí, entraron en contacto con el virus y recién al volver a Argentina presentaron síntomas.Cusmano explica que «en poblaciones con alta vulnerabilidad el sarampión cursa con neumonía e insuficiencia respiratoria que deriva en el fallecimiento del paciente». Para revertir la situación se realizan campañas masivas cada 5 años donde niñes de entre 2 y 4 años son vacunados. También explica que «esto garantiza que no haya circulación masiva del virus salvaje en la comunidad».

Con respecto a la vacuna anti varicela, se observa que la cobertura se mantuvo siempre por encima del 70% pero nunca llegó al 95% requerido para considerarla suficiente. En 2018  presentó su valor más alto con más del 93% de cobertura.

Murúa plantea que la cobertura debería ser más elevada ya que aunque la vacuna no impide que se pueda adquirir la enfermedad, minimiza los síntomas. La falta de niñes vacunados hace que cada cierto tiempo emerjan brotes de varicela que se podrían evitar.

Cusmano afirma que el nivel de complejidad de la varicela en les niñes es menor que en los adultos, por lo que no reviste un mayor peligro pero igualmente considera que la vacunación es fundamental.

Se observa en el gráfico que la cobertura de la vacuna cuádruple/quíntuple tuvo altas y bajas. Llegó a su nivel más bajo en 2015 con 4 de cada 10 niños y niñas sin la vacuna aplicada y su nivel más alto fue en 2014 con 8 de cada 10 niñes vacunados. Murúa explica que estos bajos porcentajes se reflejan en la posibilidad de que más cantidad de niñes contraigan estas enfermedades que traen complicaciones respiratorias, en el caso de la haemophilus influenzae tipo b puede traer meningitis y en el caso del tétanos deterioro de la función cerebral y respiratoria.

Cusmano explica que esta vacuna es fundamental ya que «le permite a les niñes protegerse contra enfermedades que pueden poner en riesgo su vida».


Las vacunas para el ingreso escolar

                                                                               Foto: Rafael Polo

En este corte etario se abarca a les niñes de 6 años. Se aplica a esta edad la vacuna Triple Bacteriana que protege contra la difteria, tos convulsa y tétanos.



En la animación se visualiza que en 2018 se aplicaron casi 9 dosis menos que en 2014. Durante los demás años se mantuvo el rango de las 30.000 dosis. Sin embargo si se analizan las coberturas respecto de esta vacuna en dichos años los resultados no fueron en el mismo sentido.



En el gráfico se puede observar que sólo en 2018 se llegó a cubrir el 95% de cobertura requerida. Su nivel más bajo fue en 2015 donde 3 de cada 10 niñes no poseían la vacuna aplicada.

Murúa relata que las alzas en el 2018 tienen que ver con la intensificación de las campañas de vacunación en los colegios. Explica a su vez que esta franja etaria es lo que se denomina población cautiva porque «si uno va a los colegios están ahí y se los puede vacunar».

Cusmano agrega que les niñes de 6 años «tienen un nivel de madurez inmunológica similar a la del adulto» y que es fundamental vacunarlos porque «pasan a estar en ambientes institucionalizados en contacto con otres niñes».


La protección a los 11 años

A los 11 años de edad se aplica la vacuna Triple Acelular que protege contra la tos convulsa, tétanos y difteria. También se aplica la vacuna VPH o HPV que protege contra el cáncer de cuello uterino.



Respecto de la Triple Acelular se observa una caída en la cantidad de dosis aplicadas con casi 4 mil dosis menos entre 2014 y 2018.
En cuanto a la primer dosis de vacuna HPV para mujer/niña se mantuvo el número entre 16 mil y 18 mil dosis aplicadas. La segunda dosis presentó 5 mil dosis menos aplicadas en 2018 respecto de 2014.Por último, la primer dosis de la vacuna HPV para hombre/niño que se incorporó en el 2017 al calendario presentó 3 mil dosis más aplicadas en 2018 respecto de 2017.

La cobertura de Triple Acelular no llegó a cubrir el porcentaje adecuado y se mantuvo entre el 69% y el 85%. Cusmano plantea que esta vacuna es importante ya que «protege contra enfermedades como la tos convulsa que ya es prevenida por otras vacunas pero que no generan inmunidad para la edad adulta». Desarrolla a su vez que se estudiaron casos de esta enfermedad y que se incorporó esta vacuna ya que las personas adultas afectadas no tenían ningún tipo de protección. Murúa agrega que la Acelular es una vacuna muy importante ya que en el marco de un país donde hay embarazos adolescentes «es fundamental que esa niña esté vacunada para inmunizarse y que esos anticuerpos pasen luego al bebé». Explica que la baja cobertura en esta y en todas las vacunas de esta franja etaria se da porque la población adolescente es difícil de vacunar y tiene poca adherencia.

Esto lo relaciona con el hecho de que «los padres no pueden llevarlos en un carrito al centro de salud como cuando eran más chicos» y que a esta edad toman decisiones propias. A su vez indica que hay un desgranamiento en la escolaridad y que esto lleva a que «al ir a vacunar a los colegios no se encuentre a todos los niños y niñas que deberían recibir la vacuna».

Respecto a la vacuna VPH para mujer en la primera dosis , tampoco se llegó a cubrir el 95% requerido y no se pasó del 89 por ciento de cobertura. Con la segunda dosis empeoraron los resultados y apenas se llegó al 80% de cobertura. Esto implica que 2 de cada 10 niñas de esta edad no recibieron la vacuna. Murúa plantea que esto «es grave ya que determina que esta población se encuentre susceptible a la enfermedad al no tener el esquema completo».

La dosis de VPH para varón no pasaron el 81% por lo que 2 de cada 10 niños no poseen la vacuna. Cusmano explica que «los varones también pueden contraer la infección por VPH y desarrollar verrugas genitales y cáncer». Por este motivo indica que es fundamental la vacunación.

Ambas médicas hacen énfasis en que la falta de cobertura no se debe a faltantes en las dosis. Murúa explica que la Ciudad de Buenos Aires recibe y compra todas las vacunas que sean necesarias y que destina presupuesto para ello en caso de que falten.

Cusmano explica que el mayor problema con el calendario es la falta de difusión. Dice que es necesario contar con un espacio de pauta oficial en los medios masivos de comunicación para poder acercarse a la población.

Las 2 especialistas coinciden en que uno de los retos más complejos para los equipos de salud es concientizar a la gente respecto de la importancia de la vacunación, de cuando le corresponde vacunarse o vacunar a sus hijos/as y que esto llevará a una mejora en las coberturas.

Es un desafío a nivel comunicacional, en el que intervienen varios factores y si todos los actores tanto médicos como comunicadores trabajáramos de forma conjunta y articulada, lograríamos que se mejoren los porcentajes. Pero no sólo para aumentar un número en una hoja de cálculo sino sobre todo, para mejorarle la calidad de vida a miles de personas que se encuentran vulnerables ante patologías que podrían desde enfermarlos de por vida hasta provocarles la muerte. Es una tarea a futuro, que depende de todos y todas.

Por Ana Ilutovich y Axel Aina Grimaldi.

Datos utilizados:


-Dosis de vacunas del calendario obligatorio aplicadas por edades seleccionadas según tipo de vacuna. Ciudad de Buenos Aires. Años 2005/2018:
https://www.estadisticaciudad.gob.ar/eyc/?p=28773

-Coberturas de vacunación por jurisdicción 2009-2018:
https://www.argentina.gob.ar/salud/inmunoprevenibles/coberturas-de-vacunacion

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *