Las llamadas “villas” existen desde hace casi 100 años en la Ciudad de Buenos Aires; éstas fueron cambiando año a año hasta llegar a la urbanización que se lleva a cabo en algunas en la actualidad.
Cuando se habla de “barrio popular”, “barrio de emergencia”, “barrio emergente” o “villa miseria”, se habla de barrios precarios no sólo en cuanto a la infraestructura sino también en cuanto a la calidad de vida y los recursos económicos de sus habitantes. Se hace referencia, también, a los barrios en donde más de la mitad de su población no es propietaria del suelo que habita, ni tienen acceso a algunos de los servicios básicos (agua corriente, energía eléctrica, cloacas o servicio de internet).
Según el último relevamiento realizado por la Secretaría de Integración Socio Urbana dependiente del Ministerio de Desarrollo Social, en Argentina hay un total de 4416 barrios populares. La mayor parte de ellos, 1726, están ubicados en la provincia de Buenos Aires -lo que equivale casi al 40% del total del país- mientras que La Pampa es el distrito con menor cantidad de asentamientos, con 4.
En los últimos años la población que vive en estos barrios creció debido a políticas públicas que no pudieron solucionar los problemas habitacionales tomados a lo largo del tiempo. También se le suma que personas de países limítrofes vinieron a Argentina a buscar mejores oportunidades y en un primer momento se instalaron en esos lugares.
La provincia en la que más familias residen en barrios populares, entre los años 2012 y 2016, es la de Buenos Aires con un total de 478 mil, siendo la de La Pampa donde menos cantidad lo hacen, sólo 234 familias. La cantidad de personas viviendo en este tipo de lugares no decreció en los últimos años, sino que se mantuvo en aumento.
Si tomamos en cuenta solamente el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) podemos apreciar que aproximadamente el 60% de la cantidad total de la población de barrios populares se encuentra aquí, tal como lo muestra el siguiente gráfico.
De este gráfico se desprende que más de la mitad (54%) de los barrios populares actuales del AMBA se crearon a partir de 1990 y uno de cada tres (35%), desde el 2000 en adelante.
¿Cuál es el origen de los barrios populares?
Este proceso de viviendas precarias no es un caso sólo de la Argentina; existe en casi toda América Latina, sobre todo en sus grandes ciudades. Además, se establece que es un fenómeno el cual está comprendido por una gran cantidad de hogares que son instalados en tierras fiscales, en otros casos usurpadas o sin titular que las reclame.
El origen de estos barrios en la Capital Federal data de la década del 30 y está muy relacionado con la primera etapa del nuevo modelo de industrialización por sustitución de importaciones orientada al mercado interno. Los dueños de las fábricas precisaban mano de obra que pudiera producir a gran escala. Esa demanda concentró a los inmigrantes que decidían quedarse en la ciudad y a los provincianos que se trasladaban a la gran urbe.
A medida que pasaron los años fueron apareciendo cada vez más y más villas en la Ciudad de Buenos Aires, hasta llegar a las 57 que hay en la actualidad. De ser lugares en el que solo vivían personas provenientes de Europa, estos barrios comenzaron a estar conformados por migrantes del interior del país y por personas que venían de países limítrofes como Paraguay y Bolivia según un estudio sobre los procesos de integración social y urbana realizado por el Observatorio de la Universidad Católica Argentina (UCA).
En el mapa se muestra a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires haciendo y la cantidad de familias que residen en los barrios populares en cada una de las 15 comunas que la componen.
«La universidad me salvó la vida»
Daiana Martínez, una estudiante de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) que vive en Villa Corina, comenta: «El hecho de vivir en un barrio popular condiciona a sus habitantes en lo social y en cómo se da la relación con otras personas, ya que somos ‘seres inferiores’, aunque sabemos que somos todos iguales».
Sobre cómo llegó a la universidad, dice: «Llegué por medio de internet y la publicidad. Me salvó la vida, prácticamente. Tenía muchos problemas personales y decidí enfocarme en algo nuevo, que me saque de todo eso». Es por eso que estar a un paso de ser, dentro de unos meses, la primera graduada universitaria en su familia es algo que la «llena de orgullo».
Daiana enfatiza también que graduarse «es un logro triple», ya que una persona residente en un barrio popular tiene que superar un sinnúmero de barreras, como no tener servicios básicos como la luz, el agua o el gas en algunos meses del año y que el servicio de internet o de celular sea malo y considerado «de ricos».
Curas con mirada social
Hablar de curas en las villas, su labor pastoral y social, es nombrar a los mal llamados «Curas Villeros». Un referente histórico es el sacerdote Carlos Mujica, asesinado por fuerzas paraestatales en 1974, para ese entonces cumplía una gran tarea social en la Villa 31, hoy una leyenda. En tiempo de pandemia, las problemáticas en las villas de la Ciudad de Buenos Aires se multiplicaron.
En una entrevista con el Padre Diego Ibarvia, quien realiza su misión pastoral y social en la Parroquia Virgen de Caacupé de la Villa 21-24 / Zavaleta del barrio de Barracas, comentó parte de la realidad desde la óptica pastoral. Su trabajo se centra en la problemática social, jóvenes con adicciones, su recuperación e inserción en la sociedad a través del deporte, el estudio o algún oficio.
El sacerdote recordó a los Curas Tercermundistas, ahora llamados «Curas Villeros», quienes comenzaron a prestar atención a la compleja situación de los barrios populares en ascendente crecimiento. El Papa Francisco cuando era el obispo Jorge Mario Bergoglio recorrió e hizo un trabajo pastoral y social en los asentamientos.
El padre Diego habló sobre el vertiginoso aumento de la población de las villas y barrios populares en los últimos años, sus dificultades, las de los jóvenes, sus adicciones, el consumo de alcohol, la labor social que se desarrolla, como interactúan a través de los deportes y sus manifestaciones culturales.
“Ante el crecimiento poblacional, se multiplicaron la construcción de viviendas precarias y también las necesidades, lo que llevó a la apertura de comedores, centros y refugios para jóvenes con adicciones y para mujeres víctimas de violencia familiar”, dijo el padre Ibarvia.
En cuanto a la urbanización que emprendió el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, asegura que «es insuficiente» para cubrir las necesidades de los vecinos de los barrios populares.
Mayor participación
Los habitantes de los barrios populares reclaman poder tener mayor participación en las decisiones de la construcción de viviendas y sobre las mejoras barriales que se van a hacer.
Fernanda Miño, Secretaria de Integración Socio Urbana del Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat manifiesta: «Como dice la ley 27.453, no menos del 25% del trabajo tiene que ser realizado por las cooperativas barriales». La ley de regulación nominal para la integración socio urbana establece también que cada habitante reciba su escritura. Desean que, en cierta medida, se reivindique el respeto por la cultura de la villa.
Por último, el padre Diego comentó su punto de vista en relación a la realidad de los barrios populares: “Creemos que la necesidad de viviendas es grande, pero también la problemática social lo es aún más. Toda ayuda resulta insuficiente, más ahora como consecuencia de la pandemia, si bien existen planes sociales que alivian los sufrimientos, en muchos casos la necesidad espiritual reclama más actores, de cualquier color político y de cualquier religión”.